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Actualidad: No Tomar la Muerte como un Final permite Vivir Mejor la Pérdida

Día de Todos los Santos. Verla como un proceso intermedio ayuda a tomar esa partida más naturalmente. Lo saludable es recuperar la tranquilidad y la rutina en el corto plazo. 

Por Camila Sandoval C., El Mercurio

Vivimos más y mejor. Sabemos lo que nos puede causar daño a la salud y podemos encontrar remedio para casi todo. Por eso, cuando la muerte llega a hacerse presente en nuestras vidas nos golpea fuerte.

"Estamos más enfocados en evitar la muerte y en extender la vida lo más posible. Por eso no hay una convivencia natural con ella como parte de la experiencia de la vida propia y de los demás", explica Aldo Mascareño, sociólogo y académico de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez.

Otras sociedades lo toman como un proceso intermedio y no un final, eso permite tener más naturalidad con la pérdida, agrega.

Y hoy, en que muchas familias se preparan para visitar en el cementerio a sus familiares fallecidos, la herida de la pérdida puede seguir calando hondo.

Sin embargo, no existe una manera única en que las personas sobrellevan el duelo. Bien lo sabe George Bonanno, investigador de la Universidad de Columbia, quien entrevistó a cientos de personas que habían perdido sus seres queridos en la guerra o luego de desastres naturales.

"Describió cuatro trayectorias de funcionamiento que típicamente desarrollan quienes han experimentado la pérdida y el trauma", explica el psiquiatra Rodrigo Figueroa, jefe de la Unidad de Trauma, Estrés y Desastres del Servicio de Psiquiatría de la Red Salud UC.

La primera de ellas es la "resiliencia" y es la que presenta la mayoría. Consiste en que, a pesar del dolor, la angustia y la tristeza, las personas resilientes logran sobreponerse y continuar funcionando, manteniendo sus rutinas de pareja, sociales y laborales.

"No se deprimen luego de la pérdida de un ser querido. Muchos, aunque sienten tristeza, encuentran en el dolor un sentido positivo de la vida, las relaciones interpersonales y la familia", comenta Figueroa.

Luego viene un grupo minoritario que vive un proceso denominado como "de recuperación".

Aunque hay síntomas de depresión y no pueden realizar su vida normal por un período de varios meses y hasta un año, aproximadamente, van saliendo adelante, con recaídas en fechas como aniversarios, cumpleaños, navidades o el día de todos los santos.

El tercer tipo es un "duelo crónico". Afecta a la minoría y es un sufrimiento duradero. Se trata de personas que no logran recuperarse nunca de la pérdida, y que afirman que su vida cambió para siempre negativamente luego de ella.

Y por último, está el "duelo retardado". Después de la pérdida hay un sentimiento de normalidad, pero al pasar los meses algún evento similar le gatilla el dolor y la aflicción que no vivió antes. Son casos excepcionales.

Derribando Mitos

"¡Exprésate y libera tus emociones!, no reprimas tus sentimientos". Esta es una frase muy común cuando se vive un duelo tranquilo y sin mucho llanto.

Para el psiquiatra Rodrigo Figueroa forma parte de un mito más que de una realidad. "Tanto las personas que viven el duelo 'para adentro' o 'para afuera' pueden tener duelos normales. Vivirlo en silencio y en privacidad es para algunos la forma más cómoda de hacerlo".

Por décadas, también se sostuvo que la muerte de un cónyuge pesa más en las mujeres que en los hombres, pero ya hay suficiente evidencia para decir que los viudos sufren más por sus esposas.

Un estudio publicado en la revista Epidemiology, reveló hace un par de años que son ellos los que tienen más probabilidad de fallecer en los tres años posteriores a la muerte de su mujer.

Sobrellevar el Adiós

Según el psiquiatra Rodrigo Figueroa, estos consejos pueden ayudar:

- No utilizar el alcohol, las drogas o las pastillas como el diazepam para aliviar el dolor porque retardan el proceso de recuperación natural.

- Reiniciar las rutinas laborales y ordinarias lo antes posible.

- Si se quiere hablar del ser querido que ya no está, se debe hacer con gente de confianza.

- Mantener cerca los lazos amistosos y familiares.

- Si profesa alguna fe, apoyarse en ella ayuda a vivir una vida serena.