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Opinión: Una Mujer Premio Nobel

Vivir la existencia con un sentido de misión.

Por Neva Milicic, psicóloga

Los cuentos e historias que los padres narran a sus hijos e hijas favorecen, si son bien escogidos, la alfabetización emocional, ya que describen interacciones sociales y dan cuenta de las consecuencias emocionales de los actos.

Muchas narraciones destacan la importancia de los vínculos, así como los valores de los personajes. Por otra parte, la literatura científica señala que la identificación con personajes juega un importante rol en la adquisición de la identidad de género.

En diversos trabajos científicos se ha analizado cómo una perspectiva sesgada de género tiende a empobrecer en las niñas la percepción del rol femenino.

En un mundo en que la literatura socializa a las niñas casi exclusivamente con cuentos de princesas, que esperan pasivamente a un príncipe azul, resulta reconfortante leer el libro "Wangari y los árboles de la paz".

Este libro, escrito por Jeanette Winter y publicado por la Editorial Ekare, es un cuento para niños, y especialmente para niñas, basado en la historia real de Wangari Maathai, quien obtuvo el Premio Nobel de la Paz el año 2004.

Al recibir el premio ella dijo: "La tierra estaba desnuda. Mi misión fue intentar vestirla de verde". Wangari, nacida en Kenia, como alumna destacada fue becada para estudiar en Estados Unidos.

Al volver a África se dio cuenta de cuán deforestada estaba su tierra natal e inició su campaña por la conservación de la naturaleza.

Partió plantando nueve arbolitos en el jardín de su casa, a lo que siguió su campaña para convencer a las mujeres de la importancia de forestar y crear huertos. Su ejemplo fue imitado en toda África.

Ella se opuso a la deforestación y a la tala de árboles para la construcción de edificios. Por su defensa de la naturaleza fue encarcelada y desde su reclusión dijo: "Lo correcto es lo correcto aunque te quedes sola".

Esta historia real abre para las niñas muchos horizontes acerca de vivir la vida con un propósito más allá de los intereses personales, vivir la existencia con un sentido de misión, buscando ser un aporte a la sociedad.

En los contextos escolares y familiares debemos ayudar a los niños a asumir una actitud más activa frente a los problemas.

Quizás plantar un árbol o al menos cultivar una planta cree en esta generación una actitud más proactiva frente al cuidado de la naturaleza.

Un buen libro influye en la identificación de emociones, aumenta el vocabulario emocional y desarrolla la habilidad empática y las conductas pro sociales, además de desarrollar el gusto por la lectura.