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Actualidad: La Importancia de "Ponerse a Prueba" para el Desarrollo de los Adolescentes

Es parte fundamental del proceso de maduración. Esta es la manera que tienen los jóvenes de conocer sus límites, aprender nuevas habilidades y experimentar situaciones que les ayudan a enfrentar futuros desafíos. 

Por Sebastián Urbina, El Mercurio.

Siempre se habla de que los adolescentes "corren riesgos", que tienen comportamientos que pueden ser peligrosos para su salud e, incluso, para su vida.

Y existen argumentos que apoyan esto, como la alta cifra de accidentes de tránsito que se producen a esta edad, el consumo de alcohol y drogas, o ciertas conductas sexuales irresponsables.

Pero este panorama amenazante que se atribuye a este período de la vida tiene otra cara. Según Laurence Steinberg, psicólogo de la Universidad de Temple, Filadelfia, el hecho de que los jóvenes se pongan a prueba "es algo normal y necesario para su desarrollo y para definir su identidad".

La afirmación la hizo en su charla a fines del año pasado, ante la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, donde realizó un llamado a aprovechar las potencialidades de este período de la vida y no verlo sólo como una etapa problemática.

¿Quién soy yo?

La psiquiatra de niños y adolescentes, Carola Álvarez, de la Unidad de Adolescencia de Clínica Alemana, destaca que a esta edad hay importantes cambios biológicos que afectan la sexualidad, surgen también los impulsos y -en medio de todo esto- el joven quiere saber quién es, cómo es y qué lo distingue de los demás.

"Ahí surge el ponerse a prueba, el demostrar que pueden, el querer saber cuál es su identidad. ¿Quién soy yo? es la gran pregunta de ese momento", dice esta profesional, quien también es terapeuta familiar y de pareja.

"Arriesgarse es parte de la dinámica del adolescente, que tiene que ver con poner a prueba sus límites. El problema es cómo lo hacen y cuánto riesgo corren para definir su identidad y para diferenciarse de los demás, en especial de sus padres", dice Cristián Bahamondes, psicólogo clínico de la Unidad de Adolescencia de Clínica Santa María.

Entonces, todas las reglas y límites sociales enseñados por los padres en la niñez se van a poner a prueba en la adolescencia.

Por eso al joven le gusta tanto salir y pasarlo bien, porque ahí es donde realmente ve qué puede hacer y qué no, pone a prueba lo que le enseñaron, aprende nuevas habilidades y experimenta situaciones que le ayudan a enfrentar futuros desafíos.

En este proceso de salir al mundo, también surge la mirada altruista del adolescente que tiene un gran potencial positivo.

"Quieren mejorar el mundo, ayudar al prójimo, se involucran en actividades de voluntariado, en política, defienden los derechos de los demás. Comienzan a ver realidades que son diferentes a la de su familia", explica Álvarez.

Proyectos de Vida

Este proceso de la adolescencia busca rescatar al final lo bueno y lo malo de la familia, con qué se queda y qué rechaza.

"Me quedo con las cosas que siento más propias, lo que implica buscar figuras de identificación fuera del hogar. Así habrá jóvenes que terminan estudiando lo mismo que estudiaron los padres, pero otros preferirán cosas distintas", explica Bahamondes.

Para equilibrar las cosas, lo fundamental es negociar, según este psicólogo, "en el sentido de que el adolescente esté bien y yo me quede tranquilo de que no se hará daño en lo que haga".

Esto debe acompañarse de una actitud cariñosa y flexible, pero sin querer ser amigo del hijo. "Hoy sabemos que los niños que consumen menos drogas y alcohol son justamente los hijos de padres claros y tajantes en cuanto a no permitir estos consumos, en comparación con los de padres permisivos", advierte Álvarez.

Pero tampoco es bueno que los padres impongan su criterio en todo, porque si no, el hijo no va a poder vivir su adolescencia.

Para esto, la comunicación es muy importante, "cosa que también es difícil porque el adolescente también se tiene que empezar a guardar algunas cosas de su mundo, no puede estar contándole todo a sus padres", dice Bahamondes.

Para este psicólogo, hoy los riesgos están en aumento porque las figuras de autoridad están declinando en algún sentido. A los padres les cuesta más poner límites.

En tanto, la sociedad está más preocupada de la imagen, con un mercado que tiene al adolescente como foco de consumo y con padres que tratan de darles el gusto en todo, comprarles celulares, zapatillas, etc.

La doctora Álvarez cree que la clave está en las redes. Deben existir lazos comunitarios para criar a los niños y los adolescentes. Los padres de todos los amigos deben colaborar y acordar límites como "en nuestras casas no se toma alcohol en las fiestas".

Así ningún hijo se sentirá diferente a una edad en que la presión de los pares es importante. Y podrán vivir su adolescencia más plenamente.