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Actualidad: Es Imposible saber quién es un Abusador antes de que Actúe

Psicólogos llaman a no caer en la paranoia de buscar sospechosos. Ni los test psicológicos ni ciertas conductas son capaces de determinar si una persona tiene conductas inapropiadas con los niños, aseguran especialistas que trabajan en el tema. 

Por Amalia Torres, El Mercurio.

Quince causas abiertas por denuncias relacionadas a hechos de connotación sexual con menores de edad al interior de colegios y jardines infantiles hay, hasta ahora, sólo en la zona oriente de Santiago.

Ante los múltiples casos que se dan a conocer en los medios de comunicación, los expertos llaman a no caer en la obsesión de buscar posibles sospechosos.

"La imagen que tenemos de una persona depravada no corresponde con la realidad. Los abusadores de niños son personas en el rango de la normalidad y es difícil buscar indicadores", dice la psicóloga de la UC Ana María Arón.

Lorena Contreras, psicóloga clínica de la UDP y experta en el tema de abusos sexuales, coincide con ella: "Todos los estudios indican que los abusadores no son enfermos mentales. De ahí que ni siquiera en una buena selección de personal, con aplicación de test, uno podría descartar esta posibilidad. Y si los psicólogos no podemos saber a priori quién podría cometer abuso sexual, no se les puede pedir a los papás que sean capaces de hacerlo".

No Generalizar

Desde la jefatura nacional de delitos contra la familia de la PDI, la psicóloga forense Margarita Rojo explica que, de hecho, no hay un único perfil de agresor sexual.

Según los perfiles que maneja la Interpol, está el "abusador preferencial" (pederasta que busca abusar de la mayor cantidad de niños); el "abusador no preferencial" (el que agrede sólo a un niño específico, por lo general, dentro de la familia, y que puede tener relaciones con otros adultos), y el "violador" (quien aprovecha la circunstancia, por ejemplo, cuando ve a una persona sola).

Según Rojo, los abusadores preferenciales "son más bien solitarios, usan modismos de niños y están actualizados con la tecnología, ya que la usan como una estrategia de seducción. Son muchas veces personas simpáticas, aunque un poco tímidas; personas que nadie pensaría que le harían daño a un niño".

"Sin embargo -recuerda-, ésas son algunas conductas que hemos visto, pero no significa que todas las personas con estas conductas vayan a abusar de menores".

Como no se puede saber quién es un posible abusador, las expertas recuerdan que la clave es la prevención.

Privilegiar los colegios en los que se haya hablado del tema y los jardines infantiles de puertas abiertas, es la sugerencia de Ana María Arón, quien el 24 de julio participará en el seminario "Abuso sexual en el contexto escolar", que se realizará en el Centro de Extensión UC.

Con ella coincide la doctora Laura Germain, directora de la Fundación de Prevención de Violencia Infantil (Previf). "Lo que se puede hacer es prevenir que el niño se aísle con un adulto. El aislamiento es un elemento de riesgo para él, siempre".

Tener las referencias de otros apoderados sobre el "tío" del furgón, por ejemplo, también es buena idea, agrega Lorena Contreras.

"Al niño hay que preguntarle con naturalidad, por ejemplo, cómo le cae el tío del furgón. La idea no es convertir esto en paranoia permanente, porque la prevención no puede ser a costa de cargar los vínculos con las personas", dice la profesional de la UDP.

Además, los niños tienen que saber qué es correcto y qué no, con respecto a su cuerpo.

"Hay que enseñarles desde chicos el tema de sus partes privadas. Que nadie tiene derecho a mostrarlas ni tocarlas, que nadie puede hacerles cosas que no quieran que les hagan. Hay que enseñarles que cuando se sienten incómodos con algo, tienen que seguir su intuición y alejarse", dice Arón.

Creer en el Niño

"El porcentaje de falsas revelaciones en los niños es pequeño, entre un 8 y 12%", dice la psicóloga Lorena Contreras.

Y a esto se suma, agrega, que inventar un abuso sexual es muy extraño, ya que necesitaría tener de dónde sacar la idea. "Por eso, si llega a hablar, lo primero que hay que hacer es darle confianza".

Por otro lado, no creerle puede ser peor. "Se lo vuelve a victimizar, y esta vez puede hacerle más daño que el delito mismo. Para el niño, la reacción de sus padres y cercanos es fundamental".