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Actualidad: Promover la Autonomía y la Curiosidad ayuda a Formar Niños más Creativos

Directora de centro preescolar en Boston, Katherine Donovan, estuvo en Chile hablando de los beneficios de la filosofía Reggiana, que pone a los niños como los protagonistas de su aprendizaje. 

Por Pamela Elgueda, El Mercurio.

En las ocho salas del Peabody Terrace Children's Center, un establecimiento de educación preescolar de Boston (Estados Unidos), los niños son los protagonistas, las educadoras son investigadoras y los papás son los primeros maestros.

Porque la idea principal del centro es que "los niños aprendan a pensar por sí mismos y eso lo apliquen en su desarrollo", dice Katherine Donovan, su directora.

Esa es la convicción de este centro, que atiende a los hijos de las familias afiliadas a la Universidad de Harvard y de la comunidad que rodea a esa institución.

Ésta se inspira en la filosofía Reggio Emilia, creada por el pedagogo italiano Loris Malaguzzi, la que se caracteriza porque prioriza el rol activo del niño y lo pone como protagonista de su propio aprendizaje.

"Algo importante que hemos descubierto en el centro es que si hacemos que los niños sientan que los adultos son sus referentes, no serán autónomos. Luego es muy importante que la búsqueda de respuestas que ellos hacen no sea asumida por un adulto, sino que sea una actitud de vida de los niños", explica esta filósofa, quien estuvo en Chile invitada por la Facultad de Educación de la Universidad Finis Terrae.

Para explicar cómo trabajan en el centro, ella pone un ejemplo: "Si un preescolar toma un juguete y dice que es un hipopótamo cuando en realidad es un tigre, ninguna de las profesoras correrá a corregirlo. Lo que hacen es ver que ahí hay un desafío, que es poder determinar por qué el niño concluyó que era un hipopótamo, qué tipo de asociaciones hizo y cómo eso puede entregar información relevante acerca de ese pequeño".

Base Sólida

Lo que se espera en ese establecimiento es que entre los 4 y 6 años los preescolares puedan llegar a ser independientes, que tengan inquietudes y sean capaces de buscar explicaciones.

"Que tengan una curiosidad constante que no se tape con la respuesta de un adulto", agrega la directora Donovan.

La idea, agrega, es formar niños que sean capaces de hacerse muchas preguntas, de meterse en los temas para luego sacar conclusiones, hacer síntesis, jerarquizar y pensar por qué una respuesta es la adecuada o no lo es.

Para lograrlo, agrega, los niños necesitan relaciones interpersonales basadas en el apego. "Los niños permanecen con la misma profesora durante dos a tres años, tiempo en que ella los acompaña en el proceso y les brinda seguridad", explica Katherine Donovan.

Paralelamente y de acuerdo con su edad les van enseñando a tomar riesgos, lo que harán en la medida que sienten que tienen un piso sólido.

"En este contexto de solidez, están claras las consecuencias positivas y negativas de las acciones", dice la filósofa.

Un aspecto importante dentro de este sistema de enseñanza es el arte, que se usa como una forma de comunicación.

Ella cuenta el caso de un niño chileno, que llegó a estudiar al centro y que no sabía una palabra de inglés.

Sin embargo, en la clase de arte logró entender lo que la profesora quería trabajar, y lo dejó en evidencia en sus dibujos, que también le sirvieron para expresar lo que sentía.

Esta forma de educar a los niños, dice Katherine Donovan, forma personas creativas y buenos ciudadanos.