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Semana Santa: Familias Institutanas Participan Masivamente en la Vigilia Pascual de Sábado Santo

Por César Antonio Campos, periodista Asociación de Padres

Con intensa fe y esperando la Resurrección del Señor, un gran número de familias institutanas celebraron esta tarde la Vigilia Pascual, una de las celebraciones litúrgicas más importantes de la Iglesia.

La liturgia comenzó en la cancha techada con la santa bendición del fuego nuevo, que pone fin al tiempo de oscuridad que dominó el Viernes Santo.

El padre rector José Agustín Tapia consagró y encendió el Cirio Pascual, que representa a Jesús, quien es el principio y el fin del tiempo y que este año le pertenece.


Luego y con sus velas encendidas, la asamblea fue en procesión al salón Eduardo Frei Montalva, cantando el Pregón Pascual, un poema muy antiguo escrito alrededor del año 300, que proclama a Jesús como el fuego nuevo.

Con el salón aún a oscuras, se continuó con la Liturgia de la Palabra, donde se leyeron siete lecturas de la Biblia, que van desde la Creación hasta la Resurrección. 

Una las lecturas más importantes es la del libro del Éxodo, en la que se relata el paso por el Mar Rojo y cómo Dios salvó a los israelitas de las tropas egipcias que los perseguían.

Nuevamente alumnos del colegio y algunos ex alumnos representaron esta palabra en el centro del salón, caracterizados con vestimenta de la época.

Asimismo y como lo invita la Iglesia, se realizó el sacramento del Bautismo a cinco niños y niñas.

Un fiel coro de apoderados del colegio acompañó con su voz cada una de las Eucaristías y Liturgias efectuadas en esta Semana Santa.

Agradecimiento a Delegados y Cumpleaños

Tras varias agotadoras jornadas, la Asociación de Padres invitó a los delegados de Pastoral y todos quienes organizaron la Semana Santa en nuestro Instituto a una sencilla convivencia.

La presidenta de la Asociación, Pilar Mendoza, y el director de Pastoral, Freddy Chávez, agradecieron a quienes intervinieron en coordinar cada detalle de la conmemoración del Misterio Pascual.

Además, se celebró el cumpleaños del director del Ciclo Mayor, Juan José Zamorano.



Vigilia Pascual

Según una antiquísima tradición, esta es noche de vigilia en honor del Señor (Ex 12,42). Los fieles, tal como lo recomienda el evangelio (Lc 12,35-36), deben parecerse a los criados, que con las lámparas encendidas en las manos, esperan el retorno de su señor, para que cuando llegue los encuentre en vela y los invite a sentarse a su mesa" (Misal, pág. 275).

Esta Noche Pascual tiene, como toda celebración litúrgica, dos partes centrales:

- La Palabra: Solo que esta vez las lecturas son más numerosas (nueve, en vez de las dos o tres habituales).

- El Sacramento: Esta noche, después del camino cuaresmal y del catecumenado, se celebran, antes de la Eucaristía, los sacramentos de la iniciación cristiana: el Bautismo y la Confirmación.

Así, los dos momentos centrales adquieren un relieve especial: se proclama en la Palabra la salvación que Dios ofrece a la humanidad, culminando con el anuncio de la resurrección del Señor.

Y luego se celebra sacramentalmente esa misma salvación, con los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía. A todo ello también se le antepone un rito de entrada muy especial: se añade un rito lucernario que juega con el símbolo de la luz en medio de la noche, y el Pregón Pascual, lírico y solemne.

La Pascua del Señor, Nuestra Pascua

Todos estos elementos especiales de la Vigilia quieren resaltar el contenido fundamental de la Noche: la Pascua del Señor, su Paso de la Muerte a la Vida.

La oración al comienzo de las lecturas del Nuevo Testamento, invoca a Dios, que "ilumina esta noche santa con la gloria de la resurrección del Señor".

En esta noche, con más razón que en ningún otro momento, la Iglesia alaba a Dios porque "Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado" (Prefacio I de Pascua).

Pero la Pascua de Cristo es también nuestra Pascua: "en la muerte de Cristo nuestra muerte ha sido vencida y en su resurrección resucitamos todos" (Prefacio II de Pascua).

La comunidad cristiana se siente integrada, "contemporánea del Paso de Cristo a través de la muerte a la vida".

Ella misma renace y se goza en "la nueva vida que nace de estos sacramentos pascuales" (oración sobre las ofrendas de la Vigilia): por el Bautismo se sumerge con Cristo en su Pascua, por la Confinación recibe también ella el Espíritu de la vida, y en la Eucaristía participa del Cuerpo y la Sangre de Cristo, como memorial de su muerte y resurrección.

Los textos, oraciones, cantos: todo apunta a esta gozosa experiencia de la Iglesia unida a su Señor, centrada en los sacramentos pascuales.

Esta es la mejor clave para la espiritualidad cristiana, que debe centrarse. más que en la contemplación de los dolores de Jesús (la espiritualidad del Viernes Santo es la más fácil de asimilar), en la comunión con el Resucitado de entre los muertos.

Cristo, Resucitando, ha Vencido a la Muerte

Este es en verdad "el día que hizo el Señor". El fundamento de nuestra fe. La experiencia decisiva que la Iglesia, como Esposa unida al Esposo, recuerda y vive cada año, renovando su comunión con El, en la Palabra y en los Sacramentos de esta Noche.