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Opinión: Los Peligros de Ser una "Tiger Mom"

Modelos educativos en controversia. Una madre que reivindica los castigos y la mano dura. Así es Amy Chua, una abogada de Yale, de origen chino, que hace unos meses publicó el polémico libro "Battle Hymn of the Tiger Mother", en que critica a los padres estadounidenses por ser tan blandos en la crianza de sus hijos. Aquí, la psicóloga Neva Milicic explica los costos de seguir sus teorías.

Por Neva Milicic, psicóloga.

¿Cuál es la mejor forma de educar a los niños? Esta interrogante es y siempre ha sido un tema polémico, no sólo para los especialistas, sino para los padres.

Cuando se trata de arreglar un auto o construir una casa, siempre se consulta la opinión de un experto.

Desafortunadamente, en relación con la educación de los niños no siempre es así y no pocos caen en la tentación, por legos que sean en la materia, de pontificar sobre temas educativos como si fueran verdaderos expertos.

Al leer las teorías de la profesora de derecho de la Universidad de Yale, Amy Chua, quien escribió el libro "Battle Hymn of the Tiger Mother" no deja de sorprender cómo dicta cátedra en forma bastante categórica acerca de aplicar el rigor y el castigo para lograr que los hijos sean exitosos.

El libro plantea como tesis central que los padres norteamericanos son excesivamente blandos con sus hijos y que hace falta poner mucho más rigor para que ellos sean los primeros en todo.

Cabe preguntarse: ¿Con qué evidencia científica cuenta la autora? y ¿cuánta validez podría tener su teoría?

Ella, como su nombre lo indica, es de ascendencia china, sus progenitores eran dos destacados académicos y, sin duda, ella es hija del rigor. Es a su vez madre de dos hijas a las que ha impuesto una disciplina espartana.

Quizás, uno de los episodios más divulgados de su relación madre-hija es cuando rechaza una tarjeta de Navidad que le regalan sus hijas por considerarla mediocre, o cuando las trata de basura.

Ciertamente es difícil evaluar sistemas educativos que son reflejo de culturas milenarias; en este caso, además es necesario complejizarlos por el tema de la inmigración.

Sin embargo, a la primera lectura, la reacción que ha provocado en la mayoría de los expertos del tema de la crianza infantil es de un franco rechazo.

Sus premisas han despertado una gran polémica en Estados Unidos, ya que la mayoría de ellas parecen bastante discutibles. Sin embargo, hay dos cosas que rescatar: el valor del esfuerzo y de la constancia.

Lo más discutible del libro es el uso del castigo y una tendencia a denigrar a los niños como un método válido para desarrollar el máximo potencial de los alumnos.

El riesgo es que este maltrato de los padres dañe el autoconcepto de los niños, o bien, desarrolle una obsesión patológica por triunfar o por ser el mejor, a cualquier costo.

La pregunta que surge es ¿qué pasa si no lo logra? A veces, las ideas suicidas se presentan en las personas que tienen una necesidad compulsiva de ser los primeros.

Sienten que si no son capaces de cumplir con las metas que se fijan, no vale la pena vivir. Poner excesiva presión, especialmente sin mantener un vínculo afectivo, puede ser altamente peligroso para la salud mental.

Su postulado "Menos mimos y más castigos" contradice toda la evidencia recogida acerca de la importancia del apego para un desarrollo infantil sano.

El mayor peligro, a mi juicio, es que estas teorías sin mayor sustento científico vayan a tener resonancia en padres que pueden ser maltratadores, y que van a considerar que sus creencias acerca del castigo están validados por una experta en derecho económico.

En general, los psicólogos han considerado las tesis de Amy Chua como aberrantes, pero quizás hay elementos rescatables tomados con moderación. Todo extremismo en educación es peligroso.

Por cierto es necesario rescatar el valor del esfuerzo y de la constancia; la capacidad de empezar de nuevo después de la adversidad, como plantea la abogada.

Pero ello puede hacerse desde un contexto de buen trato, en que se exija, pero con amabilidad, reconociendo y confiando en las capacidades de los hijos para hacerlo bien, dándoles oportunidades para desarrollar sus talentos, y alentándolos, poniendo normas que se cumplen, sin ser autoritario ni coercitivo.

La autoexposición de la autora como madre produce rechazo, por la severidad y el autoritarismo.

Por ejemplo, las largas horas en que obliga a su hija Lulú a practicar el piano, negándole la posibilidad de tomar agua o incluso de ir al baño.

Las amenazas de dejarla cuatro años sin regalos de Navidad si no lograba tocar a la perfección una pieza musical.

Ciertamente que ser exigentes en relación con las habilidades de los niños a veces es necesario, pero amenazas tan extremas son un abuso de poder.

La escritora española Rosa Montero sostiene que la infancia es la casa en que se habita el resto de la vida; no parece que niños educados como sugiere la autora de "Battle Hymn of the Tiger Mother" puedan llegar a ser felices y tener buenos recuerdos de su infancia.

Su objetivo es que sus hijas sean las mejores en todo y para lograrlo les suprime las amistades, la televisión y los videojuegos.

Los castigos son aterradores y recuerdan a las torturas a que eran sometidos las pequeñas niñas chinas para que sus pies no les crecieran.

Cabría preguntarse: ¿Es posible ser el mejor en todo? ¿No será una ambición desmedida que privará al niño de su niñez?

Es obvio que es necesario alentar a los niños a realizar esfuerzos para obtener logros, pero es necesario actuar con ternura y sabiduría, sin dañar al niño ni la relación.

Una de las ideas rescatables -hasta en el más malo de los libros se pueden encontrar algunas buenas ideas- es que los padres necesitan estar más tiempo dedicados a la formación de sus hijos.

Es verdad que muchas veces, al educar los hijos, no se intencionan lo suficiente los aspectos éticos y formativos, y que no se da a los valores el suficiente espacio de reflexión.

El conocido columnista David Brooks, del New York Times, sostiene en relación al libro: "Aquí tenemos a una madre que ha sometido a sus hijos a un nivel de coacción obsesivo, en el límite de lo abusivo, para perseguir un desempeño excepcional".

Para muestra, un párrafo con una reflexión de la autora de este polémico libro: "La solución para un desempeño deficiente siempre es despellejar, castigar y avergonzar al niño. Los padres chinos creen que sus hijos serán los suficientemente fuertes como para tolerar la vergüenza y aprovecharla para mejorar".

Sin embargo, algunas mujeres asiáticas no concuerdan, como la académica Betty Ming, que sostiene en su blog: "Los padres como Amy Chua son la razón porque las asiático-americanas como yo estamos en terapia. ¿No hemos tenido suficientes estudiantes asiático-americanos demasiado presionados cometiendo suicidio?".

La académica, al criticar, recuerda que las mujeres asiático-americanas tienen el porcentaje más alto de suicidios entre los 15 y los 24 años.

Quizás somos en verdad demasiado permisivos y necesitemos elaborar un sistema de normas claras y coherentes, pero de allí a caer en el extremo del maltrato es un grave peligro para la salud mental infantil e implica desconocer los hallazgos de décadas de investigación.

Se ha demostrado reiteradamente que generar un vínculo afectivo nutritivo y protector con los padres es básico para el bienestar socioemocional de los niños.

"Lo más discutible del libro es el uso del castigo y una tendencia a denigrar a los niños como un método válido para desarrollar el máximo potencial de los alumnos. El riesgo es que este maltrato de los padres dañe el autoconcepto de los niños, o bien, desarrolle una obsesión patológica por ser el mejor, a cualquier costo".